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Es
cuestión de actitud (1er
domingo de adviento del ciclo “A” Is 2,1-5; Sal 121; Rom 13,11-14; Mt 24,37-44) Ustedes saben en qué tiempo vivimos y que ya es hora de despertar. Nuestra salvación está ahora más cerca que cuando llegamos a la fe. Rom
13,11. Ficha Técnica: Película:
La vida
es bella – La vita é bella Dirigida por: Roberto Benigni Actores:
Roberto Benigni, Nicoletta Braschi, Giustino Durano. Estudios:
Cecchi Gori Group Tiger Cinematografica – Melampo Cinematografica Duración: 116’ Censura: Aunque no es para niños, a los jóvenes y adultos nos hará ver el drama con ojos de pequeños. Valoración: Deja un cuestionamiento profundo sobre cómo estamos enfrentando la realidad. Breve
Comentario: “La
vida es bella” es una de las mejores películas italianas de los últimos
tiempos, dirigida y protagonizada por el contraversial actor Roberto Benigni.
Definitivamente ésta es una fábula en la cual permanece en pie el sentido de
esperanza y dignidad al enfrentar los dramas puedan presentarse en la vida. Pero
¿cómo podemos vivir con la frente en alto, aún en los momentos más fuertes,
sin abrir espacio a la desesperación? San Pablo, en la carta a los Romanos, nos
invita a “revestirnos de Cristo”, lo que implica asumir los valores del Mesías
para enfrentar cada momento que se nos presenta con una nueva actitud, siendo
conscientes de hacer presente el Reino de Dios sobre todo con los pequeños
detalles. Ejemplo de esto es Guido, protagonista de nuestra fábula: a partir su
personalidad graciosa pero profundamente humana, su ser adquiere sentido con
cada reto que se le presenta, pues no se deja vencer por ninguna dificultad y
espera lograr aquello que se propone. Incluso es víctima de las burlas de otros
cuando se plantea enamorar a su principessa Dora. Si leemos el Evangelio
del día de hoy veremos que eso mismo de las burlas le sucedió a Noé al
construir el Arca; el problema es que quienes toman en serio la palabra de Dios,
logran parecer irreverentes al resto del mundo. Tal
vez no vivamos nosotros en un campo de concentración así como Guido y su pequeño
Giosué, pero todos quisiéramos liberarnos de las diversas formas del pecado
que nos atan (rencores, flojeras, odios, vicios...), convirtiendo espadas y
lanzas existentes en nuestro ser, en verdaderos instrumentos para el bien
nuestro y el de los demás. Guido pudo darle un sentido salvífico a todo su
sufrimiento para el bien de su hijo; hizo del peligro un reto, de la amenaza un
juego, así su actitud le ayudó a soportar todo para acercarse a la verdadera
luz, sin escatimar esfuerzos al momento de arriesgar, permitiendo que el Señor
actuara en la historia. Esta
fábula nos invita a vivir alegremente, a luchar por nuestros ideales, a tener
nuevos paradigmas que muevan al desarrollo personal, a enfrentar los dramas no
como comedias pero sí relativizándolos al confrontarlos con el verdadero
sentido de la vida. También nos permite cuestionarnos sobre las opciones que
asumimos, pues apostar por el verdadero Amor es ser capaces de dar testimonio de
él incluso a propio riesgo; gran ejemplo de ello es Dora, pues como buena madre
no deja a su familia, corriendo con la misma suerte de los hombres de su casa. Podemos
refugiarnos en un realismo desesperanzado que en ocasiones llega a ser ateo, o
acoger el sentido de la esperanza que da la fe en Dios y redunda en el servicio
total hacia los demás. Esa última es la experiencia de Guido, Dora y Giosué,
pues el primero espera que todo mejorará y aunque sabe que puede no ser así
también es consciente de la necesidad de mantener en alto el ánimo. También
Dora espera aunque en algunos momentos aparezca la sombra de la duda con fuerza.
Y no podemos dejar fuera al pequeño Giosué, quien espera convertirse en el
ganador del juego, al igual de nosotros que esperamos ocupar un lugar en la Casa
del Señor. Algunas
preguntas para tu oración personal a partir de la película y de las lecturas bíblicas:
Néstor A. Briceño L, SDS nestor_sds@cantv.net |
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